Aprender jugando (Parte I)

Aprender jugando (Parte I)

Seguro que si os quedáis un rato observando a vuestros hijos o a cualquier niño, veréis que se pasan la mayor parte del tiempo jugando. Prácticamente todo lo que hace un niño, cuando no le pedimos otra cosa, es jugar. Incluso de la nada hacen un juego, sacándole partido a objetos que para ti pasan desapercibidos o inventándose sus propias historias y personajes, jugando así con la imaginación.

Es curioso observar cómo los niños se buscan entre sí y cómo pueden pasarse horas y horas jugando a lo mismo sin cansarse.

Hace poco cayó en mis manos el libro Jugar y aprender de Dorothy Einon en el que nos viene a explicar que el juego es la forma en que los niños aprenden en sus primeros años de vida. (En esta primera parte del post nos centraremos en los primeros años del bebé)

Os extraigo algunas de las ideas esenciales del libro:

· ¿Por qué el juego constituye un modo de aprender? Porque el aprendizaje responde a la curiosidad. Un niño hace muchas cosas por curiosidad, quiere descubrir cómo se comportan determinados objetos o cómo se hacen las cosas y a través del juego puede llegar a ese conocimiento. Un niño puede aprender de forma indirecta, a través de los padres, hermanos, profesores, libros…, o de forma directa como es el caso de las habilidades motoras. Le puedes explicar las veces que quieras cómo montar en bici, en patinete o cómo nadar pero sólo haciéndolo lo aprenderá y lógicamente todo lo que contribuya a su desarrollo será una ayuda para él.

· ¿Cuándo empieza a jugar un niño? Prácticamente desde que nace. En los primeros seis meses de vida movilizará todos sus sentidos, aprenderá a seguir objetos con los ojos, a controlar sus manos, a escuchar, a hacer sus propios ruidos.

· ¿Qué podemos hacer en estos primeros meses? Pocas cosas gustan más a los bebés que ver cosas en movimiento. Cuelga objetos encima de su cuna para que pueda explorarlos a su ritmo, o colócalo frente a un espejo, podrá ver cómo la imagen reflejada cambiará con el movimiento. Esconde tu rostro con tus manos y estimúlalo con el típico ¿donde estoy? O escóndele objetos y vuélveselos a mostrar para que descubra que los objetos existen aún cuando no pueda verlos, más tarde será él mismo el que con sus propios movimientos empiece a mover y a tirar constantemente cosas al suelo, ya que han aprendido la habilidad de soltar objetos y esto les fascina.
Poco a poco y a medida que el niño crezca cambiará su forma de jugar, incluso será él mismo el que sin palabras y mediante un lenguaje de signos elija y seleccione aquello a lo que quiere jugar.
Es importante ir adaptando los juegos a sus diferentes etapas: pronto podrás jugar con sus primeras palabras y enseñarle sonidos; más tarde, cuando empiece a caminar lo que más le gustará serán los juguetes de arrastre, que le ayudarán a mejorar el equilibrio y la coordinación.

· Estimular la imaginación
Estos primeros años de vida son los de la simulación. Si sueles leer libros, es muy normal que él haga lo mismo y simule que está leyendo, al igual que cogerá cualquier objeto que le sirva de teléfono y hablara como sueles hacerlo tú, se entretendrá con sus muñecos a los que cambiará pañales, los dará de comer, los paseará… Es el momento de dejarles descubrir, ya que el despertar de la imaginación siembra la semilla del pensamiento. Sin ninguna duda, que le cuentes cuentos, que le hables de las cosas más cotidianas del día a día, o de cosas que le han pasado, que pases ratos contándoles historias, le irá ayudando en el desarrollo del lenguaje y preparándolo para la etapa preescolar.

(Continuará)