¿Hay que hacer deberes en verano?

¿Hay que hacer deberes en verano?

Para muchas familias cada verano se repite un dilema permanente: ¿qué hacer con los deberes? Este año, el debate ha llegado hasta el punto de que la Confederación de Padres de la Escuela Pública (CEAPA) ha solicitado formalmente que se supriman. Este artículo del blog de Daniel Capó explica muy bien los argumentos que defienden no sobrecargar las vacaciones de nuestros hijos con un exceso de trabajo académico: “Se sabe –leemos en el post- que el juego, sobre todo si es libre y desestructurado, forma parte del aprendizaje natural de los niños, por lo que, para un buen número de familias, el verano debería convertirse en una especie de reserva natural destinada al descubrimiento, el juego, la exploración y la búsqueda. Nuevos amigos, la playa o la montaña, el reencuentro de las familias, una noción de la aventura y el riesgo alejada del estricto control parental conformarían algunos de los objetivos de esta pedagogía estival, frente a los tediosos ejercicios de matemáticas o el repaso de las normas gramaticales”.

Pero, al mismo tiempo, se sabe que en los meses de vacaciones estivales si no se practican la lectura y las matemáticas se produce un fenómeno conocido en la literatura académica anglosajona como summer learning loss, que supone retroceder, en palabras de Capó “unos dos o tres meses en las correspondientes habilidades del niño lo cual, en efecto, contribuye a incrementar las diferencias entre los alumnos”.

Personalmente pienso que situarse en un justo medio resulta la opción más razonable. Es cierto que muchos cuadernillos de verano pueden resultar aburridos y seguramente aporten poco a nuestros hijos desde un punto de vista estrictamente académico. En este sentido creo que resulta preferible disfrutar de la naturaleza de una forma más intensa, visitar museos o exposiciones, intentar llevar a cabo algún proyecto familiar y por supuesto pasar más tiempo en familia. Pero el verano es largo y los días dan para mucho, por lo que nosotros en casa intentamos siempre mantener una doble rutina: lectura y mates.

 

deberes verano

¿Cómo lo hacemos? En primer lugar, acudiendo mucho a la biblioteca pública y haciendo uso del servicio de préstamo. En cada visita nos llevamos el máximo de libros posibles y de los temas más variados adaptados a su edad. En casa tenemos establecido durante el verano un tiempo diario dedicado a la lectura que rige para todos (adultos incluidos) y que se adapta a la madurez lectora de cada niño. Del mismo modo, al igual que hacemos todo el año, tenemos establecida la rutina de leer en voz alta un cuento todas las noches. La lectura en voz alta resulta una práctica muy habitual en los países europeos con mayor tradición lectora y que el famoso informe Pisa ha asociado al éxito académico.

En cuanto a las matemáticas, buscamos evitar el engorroso papel y lápiz –más asociados a los deberes stricto sensu- y utilizamos durante estos meses varias apps informáticas. Me gustaría mencionaros algunas de las que más nos gustan:

  • Toda la serie de apps Dragonbox, que trabajan tanto el álgebra y el conocimiento numérico como la geometría en niños de primaria (o incluso un poco más pequeños). Son juegos divertidísimos y que te asombra el nivel que llegan a alcanzar los niños en edades tan tempranas.
  • Finlandia cuenta con un reconocido prestigio en el campo de la educación. Para los niños más pequeños (de 4 a 8 años de edad) existe una magnífica App finlandesa, SmartKid, que sigue el programa curricular de su país, además de trabajar con un amplio equipo de psicólogos, maestros y pedagogos.
  • Un programa matemático más amplio y de gran calidad, que cubre toda la primaria, es Smartick. En sesiones diarias de 15 minutos, el programa va adaptando una amplia variedad de ejercicios, retos de lógica y problemas al nivel y la capacidad del niño, de modo que el alumno trabaja en cada momento dentro del umbral máximo de sus capacidades. Una vez acabada la sesión, el alumno puede continuar practicando toda una serie de juegos virtuales dentro del programa que trabajan campos como la atención o la memoria.

Son solo tres ejemplos de aplicaciones informáticas que nos permiten trabajar las matemáticas en verano de una forma más dinámica y divertida, aunque por supuesto haya muchos más (algunos tan antiguos como jugar a las cartas o al ajedrez).

La conclusión es clara: ¡leer, jugar con las mates y disfrutar a fondo de las vacaciones me parece una magnífica receta para este verano!