Recientemente llegó a mis manos un libro de la neurocientífica Lise Eliot, titulado Pink brain, blue brain, que trata sobre los diferentes modos que tenemos los hombres y las mujeres de desarrollar nuestra inteligencia y de aprender a pensar. La tesis central del libro es que las diferencias genéticas son mínimas, casi inapreciables, pero que, en cambio, el entorno sociocultural resulta muy relevante:. Cabe considerar, ¿cómo aprendemos y cómo estudiamos? ¿Con qué objetos jugamos y qué deportes practicamos? ¿Cómo nos relacionamos y a qué dedicamos nuestro esfuerzo? Al final de cada capítulo, la profesora Eliot dedica unas páginas a ofrecer unas recomendaciones sobre cómo mejorar la educación de nuestros hijos e incentivar su inteligencia. Me gustaría compartir con vosotr@s algunas de estas recomendaciones en dos campos que me parecen clave: la lectura y las matemáticas:

LECTURA

• Eliot señala que la ventana clave de oportunidad se sitúa entre los cero y los seis años, lo que determina la necesidad de aprovechar al máximo estos años para ofrecer a nuestros hijos un entorno lingüísticamente rico.

• Hay que leerles a nuestros hijos en voz alta, incluso cuando ellos ya saben leer de forma autónoma. Las ventajas de este hábito –el famoso cuento de antes de ir a dormir- son múltiples: favorece la pedagogía de la escucha y de la atención, enriquece su vocabulario, promueve el placer de la literatura y enseña un hábito.

• Ser modelos de lector para nuestros hijos, lo cual significa que nos deben ver leer y no sólo navegando por internet, jugando con la tablet o mirando la tele.

• Eliot también recomienda que a los niños se les enseñe a escribir correctamente, también desde un punto de vista estilístico y lógico: aprender a organizar unas ideas, estructurar un párrafo, evitar las redundancias innecesarias o los excesos retóricos, etc.

• Utilizar el arte –ya sea el teatro, la poesía, la música…- para favorecer la lectura y el aprecio de las palabras.

MATEMÁTICAS

• La autora recalca la importancia de enseñar de modo formal habilidades espaciales: “Así como la educación temprana se focaliza en la lectura y en el calculo, resulta crucial que los niños practiquen ejercicios de visualización, estimación, medición, navegación y de manipulación». Juegos de construcción como el LEGO (del que ya os hablamos aquí), tangrams, puzles en 3-D, etc. Son especialmente importantes.

• Aprender a jugar al ajedrez, ya que desarrollas habilidades lógicas, espaciales y de estrategia.

• Practicar más deporte, ya que en la mayoría de los deportes se practican habilidades espaciales y de atención visual.

• Dedicar tiempo a resolver problemas y no sólo a dominar el cálculo.

• Y finalmente favorecer todo lo que sean las matemáticas manipulativas, ya que se entiende mejor aquello que se practica y se intenta resolver con las manos. Por tanto, la clave sería pasar de lo concreto a lo abstracto y no a la inversa.

Espero que algunas de estas recomendaciones que he sacado del interesante libro de Lise Eliot, Pink Brain, Blue Brain, os resulten de interés y os animéis a llevarlas a la práctica en vuestra labor como padres. Y como siempre si queréis compartir algunos de vuestr@s trucos de parenting, estaremos encantados de leerlos en los comentarios a este post.