Hay un momento en que te miras al espejo y ves esos diminutos puntitos que no sabes si son poros sucios, granitos en potencia o algo más misterioso. Están ahí, especialmente en la nariz o en la barbilla, y aunque no duelen, te dan ganas de coger las pinzas o empezar a toquetear.
Pero no todos los puntos son iguales. Algunos son filamentos sebáceos, parte natural de tu piel. Otros, puntos negros, sí son una obstrucción. Y los pequeños granitos blancos que no se quitan por más que lo intentes… probablemente sean milium. Saber diferenciarlos no solo te ahorra disgustos: también te permite tratarlos bien, con los activos cosméticos que realmente funcionan.
Aquí os dejo una pequeña guía para que no confundas más lo que ves en el espejo.
1. Filamentos sebáceos: lo que tienes no son puntos negros (y está bien)
Los filamentos sebáceos no son un problema, aunque se vean como si lo fueran. Son estructuras normales de la piel que ayudan a canalizar el sebo desde las glándulas hasta el exterior. Se notan más en pieles grasas, sobre todo en la nariz, la frente y la barbilla.
¿Cómo reconocerlos?
Parecen puntos blanquecinos o grisáceos muy pequeños. No están inflamados ni duelen. Y lo más importante: no están “sucios”, así que no hay que apretarlos.
¿Cómo tratarlos sin obsesionarse?
Aquí entra la rutina cosmética con activos inteligentes:
- Ácido salicílico: penetra en el poro, disuelve el sebo y mejora mucho el aspecto general. Nos gustan: Vinopure gelatina limpiadora prurificante con ácido salicílico de Caudalíe. Limpiador Control imperfecciones de Cerave
- Niacinamida: regula el sebo y calma la piel. El sérum Vinopure de Caudalíe que lleva ácido salicílico y Niacinamida.
- Retinol (por la noche): mejora la renovación celular y mantiene los poros más limpios a largo plazo. Aquí puedes usar tu retinol habitual.
2. Puntos negros: sí, son obstrucciones… pero tienen solución
Los puntos negros aparecen cuando el poro se llena de sebo, células muertas y, a veces, algo de suciedad ambiental. Al estar abiertos, el contenido se oxida y toma ese color oscuro tan reconocible (y tan molesto cuando te miras de cerca al espejo).
¿Cómo distinguirlos?
Son esos puntitos negros que aparecen sobre todo en la nariz, la frente y la barbilla. A diferencia de los filamentos sebáceos, aquí sí hay una obstrucción, y por eso necesitan más atención.
¿Cómo tratarlos bien (sin exprimirlos con ansiedad)?
Aquí lo importante es limpiar y exfoliar sin agredir. Apunta estos activos clave:
- Ácido salicílico: El ingrediente estrella. Penetra en el poro y lo limpia desde dentro.
- Nos gustan: Limpiador Cerave Blemish Control, la loción ácida exfoliante de Arturo Alba
- Retinol o retinoides: Renuevan la piel y previenen que los poros se obstruyan. Puedes usar tu retinol habitual, si no has usado nunca empezar con concentraciones bajitas e ir subiendo progresivamente.
- Ácido glicólico (AHA): Exfolia la superficie y ayuda a que la piel se vea más limpia y luminosa.
- Nos gusta: Bioderma Sebium Night Peel.
- Niacinamida: No es lo más potente para limpiar, pero ayuda a controlar el sebo y calma la piel.
Extra tip:
Una o dos veces por semana, aplica una mascarilla de arcilla (caolín o carbón). Absorbe el exceso de grasa y deja la piel mucho más equilibrada. Nos gusta la mascarilla limpiadora de Ondo
3. Milium: esos granitos blancos que no se van
Son pequeños, duros y blancos. Aparecen sobre todo en los pómulos, la frente o incluso los párpados. No duelen, no se inflaman… y no se van por más que los frotes. ¿Te suenan? Probablemente sea milium.
¿Qué es?
Son quistes pequeñísimos de queratina atrapada bajo la piel. Nada que ver con grasa o suciedad. Y por eso no funcionan las típicas limpiezas.
¿Cómo tratarlos (con paciencia y cabeza)?
Aquí no hay milagros exprés, pero sí ingredientes que ayudan con el tiempo:
- Retinol o retinoides: Los más eficaces. Ayudan a renovar la piel desde dentro y a liberar la queratina acumulada.
- Ácido glicólico: Exfolia en superficie y acelera el proceso. Nos gusta: Biretix Tri-Active Gel:
Combina retinol y ácido glicólico, ideales para milium al promover la renovación celular y exfoliar la queratina atrapada.
- Ácido salicílico: No es el más eficaz para milium, pero puede complementar si tienes piel mixta o grasa.
Y un aviso importante:
No los toques. Los milium necesitan, en muchos casos, extracción profesional con aguja estéril o láser. Si los manipulas mal, pueden dejar marca o infectarse.
¿Se pueden prevenir?
Sí: exfoliar con regularidad, usar limpiadores suaves y no abusar de cremas muy pesadas. Una piel que respira es una piel más libre de milium.
Cada piel es un mundo, y no todo lo que parece un “punto” necesita lo mismo. Saber si lo que ves es un filamento sebáceo, un comedón o un milium es el primer paso para cuidar tu piel con criterio. No hace falta tenerlo todo perfecto, pero sí entender qué te funciona y qué no.
