¿Es el azúcar el nuevo tabaco? Las nuevas recomendaciones dietéticas así parecen indicarlo, hasta el punto de que las agencias americanas de la salud y la nutrición han recomendado reducir de forma drástica el consumo del mismo. De hecho, según los consejos de la propia Organización Mundial de la Salud las evidencias científicas empiezan a demostrar el importante impacto positivo que el consumo de azúcar tiene sobre enfermedades como la diabetes tipo dos, el riesgo de obesidad e, incluso, en algunos tipos de cáncer.
En realidad, no nos encontramos ante un tema reciente, sino que lleva tiempo ya debatiéndose en círculos académicos. Hace cinco años, un largo reportaje en The New York Times, planteaba la posibilidad de que el azúcar fuera sencillamente un producto tóxico, como hoy en día sabemos que es el tabaco. El periódico estadounidense se hacía eco de las teorías del doctor Robert Lustig, un reconocido endocrino pediátrico, en contra de todo tipo de azúcares, incluso aquellos que comúnmente consideramos más sanos, es decir los que provienen del azúcar moreno, la miel o los que se encuentran naturalmente en los zumos recién hechos. Para Lustig, buena parte de las enfermedades metabólicas de tipo crónico que nos afligen en la vida contemporánea tienen su causa en este exceso de azúcares en nuestra dieta.
Más allá de las teorías de Lustig, lo cierto es que la preocupación por el azúcar ha ido en incremento en estos últimos años. La epidemia de la obesidad, el incremento de las enfermedades del corazón o la diabetes tipo 2 nos plantean que algo no estamos haciendo bien. Por supuesto, una parte de lo que no hacemos bien es la vida sedentaria, aunque solo sea salir a caminar treinta minutos al día, o el exceso en el consumo de grasas, sobre todo las de peor calidad. Pero la moderna dietética cada vez pone más el fondo en este este goloso edulcorante que a todos nos encanta.
Y para ilustrar la importancia de reducir su consumo, podemos citar un nuevo estudio dirigido por el propio Doctor Lustig y que se ha publicado en la revista Obesity. En este estudio se eliminaron de las dietas de un grupo de niños los alimentos con azúcares añadidos, sustituyéndolos por otro tipo de carbohidratos, de modo que no se reducía la ingesta total de calorías. El sorprendente resultado fue que, en apenas 10 días, este grupo de niños había logrado mejorar su salud metabólica sin que hubieran perdido peso. Así se comprobó, por ejemplo, que el colesterol LDL –el llamado popularmente colesterol “malo”- había caído en diez puntos y los triglicéridos en 33 puntos. Resultados realmente espectaculares para un periodo de tiempo tan breve.
Todavía nos hace falta mucho por saber cómo funciona nuestro organismo y de qué modo le afecta nuestro estilo de vida y alimentación. Pero hay hechos que son claros y que conviene tengamos en cuenta: evitar los excesos en alimentos como el azúcar, las grasas o el alcohol; evitar el tabaco; practicar deporte; y tomar el sol con moderación. No son recomendaciones demasiado difíciles. Así que, ¿nos animamos?